Virgen de Lourdes, todo lo que debes conocer de ella

Cada cierto tiempo, se tiene referencia sobre la aparición de la Virgen María en algún lugar del planeta. Un hecho extraordinario que aviva la fe en Dios, proporcionando renovadas esperanzas en un mundo mejor. La aparición de la Virgen de Lourdes es una expresión de esto.

Virgen de Lourdes

Se dice que en 1858, en Francia específicamente en una población llamada Lourdes, una Joven  llamada Bernadette Soubirous (1844-1879) afirmó haber visto la imagen vivida de una señora, la cual por su apariencia y verbalizaciones seguramente correspondía, a la mismísima Virgen María. Esta aparición extraordinaria, la cual se dio en la gruta de Massabielle a orillas del río Gave de Pau, desde luego despertó un gran revuelo en la comunidad, donde habitaba la joven Bernadette.

Expectación, que afectó no solo la vida de Bernadette, sino también, la de de su pueblo, su país y el resto de la humanidad, dado el carácter divino de tal hecho; suceso reconocido posteriormente por la Iglesia Católica. Tres años después de su primera aparición (1858), en 1862, el Papa Pío IX, dio la orden al representante local de la Iglesia en Lourdes, para que los feligreses veneran a la Virgen María que había aparecido en Lourdes.

La contundencia de lo ocurrido, referenciado en 18 apariciones sucesivas, debió ser tan impresionante, que estando aún en vida Bernadette, la Iglesia Católica reconoce la titularidad de Nuestra Señora de Lourdes, como expresión inequívoca de la aparición de la Virgen María en ese lugar, con su mensaje y su gracia.  Si te interesa, te recomendamos leer el siguiente artículo: Virgen de San Nicolás

Años más tarde, el 8 de diciembre 1933 bajo los auspicios del Papa Pío XI, Bernadette Soubirous es reconocida como santa y proclamada como tal. El lugar donde ocurrió la aparición de la Virgen de Lourdes, derivó en un santuario, el cual, desde entonces, es visitado por miles de fieles devotos, quienes acuden para demostrar su veneración, fe y solicitud de sanación. Al respecto, se calcula que anualmente acuden en peregrinaje alrededor de 8 millones de personas.

Bernadette Soubirous y la Virgen

La aparición de la Virgen María en cualquier lugar y época es un asunto que reviste mucho interés, sobre todo si se entiende que no a cualquier persona le es concedida esa gracia. Se deduce que el individuo objeto de la visión, de alguna manera ha sido escogido por la divinidad, conforme a ciertos atributos, para poner de manifiesto su presencia y para enviar un mensaje a la humanidad.

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Al respecto, aunque este sea un dato importante a la hora del reconocimiento por las autoridades eclesiásticas, de los hechos, mensajes y milagros que giren alrededor de los acontecimientos, realmente siempre será un misterio, precisar qué aspectos subjetivos y objetivos caracterizan a una persona, para ser bendecidas con la facultad de poder ver y escuchar a la Virgen. Por esto resulta interesante conocer aunque sea en líneas generales, aspecto de su vida.

Bernadette Soubirous, para el momento de las apariciones, era una joven adolescente de 14 años, que vivía junto a sus padres en el sótano de un molino, ayudándoles en las tareas de la casa y oficios ligado al pastoreo.

Siendo la mayor de nueve hermanos, le tocó a esta pequeña además  cuidar de ellos, mientras sus padres trabajaban para poder sostener sus vidas, en una Francia azotada por la miseria y las enfermedades.

Demás está decir, que las condiciones de pobreza extrema que rodeó la vida de Bernadette y su familia, no solo influyó en que algunos de sus hermanos murieran prematuramente, sino que además, impactó en la salud de ella, la cual, dada su desnutrición, aunada a las condiciones  de humedad y frío del lugar donde vivían, le ocasionaron una condición de gran fragilidad física.

Para el momento en que ocurren las apariciones, Bernadette tampoco tenía escolaridad. Sin embargo, esta niña adolescente, pobre y analfabeta, fue la escogida por la Virgen María, para enviar su mensaje y su gracia a la humanidad.

Es probable que su devoción a la Virgen, pureza de espíritu y práctica del Rosario, le hicieron merecedora de tan magnífica bendición.

Años más tarde, luego de las apariciones, fue admitida en  la Comunidad de Hermanas de la Caridad de Nevers, donde trabajó como religiosa y enfermera. Hasta que sus problemas de salud se agudizaron, falleciendo el 15 de abril de 1879  a los 35 años.

La incorruptibilidad de su cuerpo puesta de manifiesto en 1909, sirvió de base, en 1933 bajo la regencia del Papa Pío XI, la Iglesia le honrarse con la consideración de Santa.

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Cronología de las apariciones

Según Benedetti Soubirous, ella experimentó la vivencia de 18 apariciones de la Virgen María, entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858. Estas, las cuales generaron en su tiempo gran revuelo en el ámbito del catolicismo, se fueron dando progresivamente incorporando elementos sorpresivos dignos de ser referenciados, ya que dieron lugar a la construcción de la fe, en la que hoy se conoce como la Virgen de Lourdes.

El encuentro

Se dice que el 11 de febrero de 1858, se produjo el primer encuentro entre la Virgen María y Bernadette, cuando esta se dirigía junto a su hermana y una amiga, hacia la Gruta de Massabielle, con la finalidad de recoger unos leños que necesitaban.

Al disponerse a quitarse los zapatos para cruzar el arroyo que estaba cerca de la mencionada gruta, el ruido fuerte de una ráfaga de viento, le hizo levantar la mirada hacia este sitio.

Para sorpresa de la joven Benedetti, en ese lugar y bajo una apariencia que ella luego describió, como de una señora con velo y vestido blanco, cinto azul en la cintura y una rosa amarilla en cada pie, estaba la mismísima Virgen María. Es importante destacar que sólo ella tuvo la visión, situación ante la cual, se persigna reza conjuntamente con la Virgen el Rosario. Finalizado este, la Virgen desapareció.

El agua bendita

Tres días después, el 18 de febrero, pese a la prohibición de sus padres de volver a la Gruta, ella regresó. Era tal su necesidad, impulso y energía por dirigirse a ese lugar, que ante la insistencia  hecha a sus padres, estos no pudieron negarse a darle el permiso.

En esta oportunidad, la Virgen nuevamente se le presentó, luego de que Bernadette, rezara la primera decena del Rosario, le sonríe y le echa agua bendita. Ambas culminan el Rosario y nuevamente la Virgen desaparece.

 La Virgen habla

El 18 de febrero ocurre algo extraordinario, la dulce señora le habla a Bernadette; la joven quiere conocer el nombre de ella y le pide que se lo escriba en una hoja de papel, ante esto, la Virgen le dice que no es necesario, más bien le pide que vuelva los próximos 15 días, agregando además, la promesa de hacerla feliz en la otra vida.

Se dice que la joven al dirigirse a la Virgen, le habló en su dialecto, el Gascón, y esta igualmente le respondió sin problema.

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La aparición silenciosa

Fiel a la promesa de cumplir con los 15 días solicitados por la Virgen, Bernadette el 19 de febrero regresa a la Gruta, grande debió ser su expectativa frente a lo que ocurriría en esta ocasión. Para ello, con gran devoción, llevó una vela blanca bendecida; sin embargo, en esta oportunidad, se trató de una aparición silenciosa, que generó posteriormente la costumbre de llevar velas a la Gruta para ser encendidas.

En silencio la oración

Como dijéramos con anterioridad, al referirnos a las apariciones, cada evento supuso el agregado de un elemento nuevo. El 20 de febrero, nuevamente la Virgen se le aparece a la joven Bernadette, ¿qué le diría la Virgen exactamente? ¿Por qué se sintió tan triste Bernadette? AL respecto, solo se tiene referencia de que durante esta visión, la Virgen le dictó una oración personal.

La visión de “aquero”

Es posible imaginar, que ya para el 21 de febrero, un gran contingente de personas pertenecientes a la aldea de Lourdes, quisieran ser testigos de la aparición de la Señora que decía ver la joven Bernadette. El punto es, que esta solo se hacía visible a los ojos de la joven, cuestión que elevaba el misterio sobre la identidad de la Señora.

Al respecto, se dice que Bernadette al ser interrogada por Jacomet (funcionario policial de la época), sobre la veracidad de su visión y quién era en realidad esa Señora; la joven hablando en su dialecto occitano, simplemente pronunciaba la palabra aquero, para referirse a la dama en cuestión. Aquero, término que vendría a significar aquella, es decir, aquella Señora.

El secreto

El 23 de febrero, junto a una multitud de 150 personas aproximadamente, la joven Bernadette regresa a la Gruta nuevamente, en cumplimiento de su promesa y a  la espera de otra visión. En este momento, y sin que aún la Virgen revelara su identidad, esta le dice un secreto. Secreto que no fue informado a nadie, pues era solo para Bernadette. Otro misterio que seguramente generó agitación entre la gente.

Solicitud de penitencia

Ahora sabemos, que quien se aparecía a Bernadette, era la mismísima Virgen María, posteriormente reconocida como la Virgen de Lourdes, en homenaje al sitio donde se hizo presente. No obstante, el 24 de febrero persistía la incógnita entre la gente sobre aquero, como la señalaba la joven. En esta ocasión, la Virgen se le apareció, con la solicitud de que pidiera a Dios por los pecadores y besara la tierra en penitencia por los pecados de la gente.

Aparición de la fuente

El 25 de febrero de ese año, ocurrió un evento asombroso que habría de impactar en lo sucesivo,  el conjunto de milagros asociados a la Virgen de Lourdes. Según palabras de Bernadette, ese día, la Señora le dio instrucciones para que bebiera agua de la fuente e incluso que ingiriera plantas que estaban en ese lugar.

Interpretando fielmente este mandato, cuando la joven se disponía a ir hacia las orillas del río Gave, para beber de sus aguas, la Señora le indica con su dedo, que es de ahí de ese suelo fangoso de donde tiene que consumar el hecho. Ocurrió entonces, ante la mirada atónita de los presentes, alrededor de unas 300 personas, que Bernadette, escarba la tierra en el lugar indicado, cumpliendo con el mandato. Hecho esto, la visión desapareció.

Es de suponer que el rostro de la joven y su aspecto general, despertara cierto rechazo e incredulidad en la gente, quienes no podían comprender en ese momento el sentido de la petición hecha a Bernadette, pues ¿qué de celestial tenía todo esto? No obstante, días más tarde, en el lugar de los acontecimientos, emanó una fuente de agua, la cual serviría hasta nuestros días como medio inequívoco para la consecución de los milagros de la Virgen de Lourdes.

La aparición de la fuente, sirvió en aquel entonces, para mejorar la imagen y credibilidad de la joven Bernadette, puesto que muchas personas a estas alturas de las experiencias relativas a las  apariciones, comenzaron a considerarla como una persona desequilibrada. Ser una niña, muy pobre y analfabeta, digamos que no le ayudaba mucho, a la hora de ser consideradas como ciertas sus palabras.

En la actualidad, ese manantial que surgiera a partir de los hechos acaecidos el 25 de febrero de 1858, constituye un sitio importantísimo de peregrinación para la feligresía católica y todo aquel que se sienta urgido de sanación por parte de la Virgen de Lourdes. Existen muchas referencias, acerca de las propiedades milagrosas de esta fuente divina, manantial que aún hoy día, produce diariamente alrededor de cien mil litro de agua.

En silencio permanente

El 27 de febrero, Bernadette regresa a la Gruta, en compañía de más o menos 800 personas. Como ya se había hecho una costumbre, todos, aunque no pudiesen ser testigos oculares de las apariciones de la Señora, se supone esperaban algo nuevo, que diera soporte a las visiones  de la joven. En esta ocasión, la Señora permaneció en silencio; la multitud apenas si pudo observar como esta ingería agua de la fuente, mientras que gesticulaba por alguna penitencia.

La penitencia

El día siguiente, 28 de febrero, Bernadette protagoniza un hecho sorprendente. Frente a la multitud que la observa, la joven ante la visión de la Señora, cae en una especie de éxtasis, que la lleva a arrastrarse de rodillas por el suelo, mientras reza y besa la tierra, todo esto en señal de penitencia. La reacción no se hizo esperar, Bernadette fue llevada a la casa de un juez (Ribes), quien la amenazó con mandarla a la cárcel de repetirse la situación.

El primer milagro

Se relata que el primer día de marzo de ese año, en la Gruta y en presencia de mil quinientas personas que acudían al evento de las apariciones de la Señora, e inclusive con la asistencia por primera vez de un sacerdote católico, ocurrió el primer milagro de la Virgen de Lourdes.

En relación a esto, se tiene referencia que una amiga de Bernadette (Catalina Latapie), la cual padecía de una dislocación de su brazo, al mojarlo en el manantial, este se reparó de inmediato.

El mensaje a los sacerdotes

Posterior al milagro, el 2 de marzo durante la aparición de la Señora, y con la acostumbrada muchedumbre alrededor, la Señora le habla a Bernadette, para hacerle la solicitud, de que le indique a los sacerdotes, que construyan una capilla en ese lugar, asistiendo además a ella en procesión.

Al enterarse de esto, el párroco de Lourdes por boca de la propia Bernadette, le plantea a la joven sus propias inquietudes. Ocurriendo entonces que el cura Peyramale, inste a la joven a que le pregunte a la Señora cuál es su nombre, exigiendo además como prueba de su existencia, el milagro  del  florecimiento en invierno, de rosas en la Gruta.

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Una sonrisa por respuesta

El 3 de marzo nuevamente Bernadette, regresa a la Gruta al encuentro con la Señora; tres mil personas le acompañan. Esta vez, suponemos algo presionada por el párroco, quien insiste  en solicitar el nombre de la Señora y la condición del milagro respectivo. Ante esto, Bernadette le formula la pregunta a la Señora, recibiendo por respuesta solo una hermosa sonrisa. El párroco a que se hace referencia, condiciona la construcción de la capilla, al cumplimiento de lo solicitado.

El día anhelado

El 4 de marzo, luego de 15 días desde que ocurriera la primera aparición, para frustración de la gente (8000 personas aproximadamente) y del párroco Peyramale, quienes esperaban con ansiedad que pasase algún milagro, sencillamente nada especial ocurrió, la Señora permaneció en silencio. Los veinte días siguientes Bernadette dejó de asistir a la Gruta.

La revelación del nombre

Es posible suponer, la inquietud de la gente y de la propia Bernadette, por conocer la identidad de la misteriosa Señora; ocurrió entonces el 25 de marzo de ese año, que por fin esta reveló su nombre, diciéndole a la joven que ella era la Inmaculada Concepción. Informar esta revelación, causó gran revuelo, sobre todo en el párroco, pues era imposible que esta niña analfabeta, conociera tal término.

El término a que se hace referencia, había sido establecido cuatro años antes por el Papa Pío IX, para designar a la Santísima Virgen. La verbalización de la joven, de una expresión propia de la teología católica, sirvió para que todos comprendieran, que las apariciones correspondían sin lugar a dudas a la Virgen María.

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El milagro del cirio

Se dice que durante la aparición del 7 de abril, ocurrió un evento que todos consideraron como un verdadero milagro. Resulta que Bernadette, como ya se había hecho un hábito, llevaba en su mano una vela encendida; en un momento dado, la llama rozó su piel, pero asombrosamente, la joven no percibió dolor, ni sufrió una quemadura. Este suceso fue corroborado por un médico de la época: el doctor Doudous.

La última revelación

El jueves 18 de julio ocurrió la última aparición de la Virgen de Lourdes, curiosamente en esta oportunidad, la visión para Bernadette, no se dio en el lugar acostumbrado, pues se había cancelado el acceso a la Gruta. De todas formas, la Virgen se le apareció al otro lado del río; aún más bella que antes, según sus palabras.

Aprobación eclesiástica

Los sucesos antes mencionados permitirían al lector suponer, que dadas las extraordinarias apariciones ocurridas en Lourdes, estas conducirían inequívocamente, al reconocimiento por parte de las autoridades eclesiásticas de la época, de una sola vez, las palabras de Bernadette. Nada más lejos de la realidad. Entendiendo lo delicado del asunto, y aun cuando la veneración hacia la Virgen ya era un hecho entre los devotos, pasó cierto tiempo antes de que esto ocurriese.

Como era de suponer, la joven Bernadette fue sometida a muchos interrogatorios confirmatorios, a pesar de haber impresionado a la gente y el párroco de Lourdes con la expresión, Inmaculada Concepción, como el nombre de la mismísima Virgen María. Término incomprensible de parte de una persona analfabeta e ignorante.

Al respecto, se dice que durante el último interrogatorio practicado a la joven Bernadette, por parte de las autoridades eclesiásticas, específicamente el 1 de diciembre de 1860, el obispo de Tarbes, Laurence, quedó sumamente impresionado con las palabras y gestos de la jovencita, al referirse a la Señora de sus visiones.

Según parece, este anciano obispo experimentó una gran emoción, al escuchar los sucesos de ese milagroso día  25 de marzo de 1858, fecha en la cual la Virgen María dijo ser la Inmaculada Concepción, pero sobre todo, por la forma tan especial y conmovedora con que la joven Bernadette, imitó las palabras y gestos de la Virgen.

Pero fue solo dos años después,  el 18 de enero de 1862, cuando el obispo de Tarbes, reconoció públicamente, que efectivamente la Inmaculada Virgen María Madre de Dios, se le hacía aparecido a la joven Bernadette. Esto lo hizo mediante la publicación de una carta pastoral. Si te interesa, te recomendamos leer el siguiente artículo: Historia de Santa Filomena

Ese mismo año, y probablemente como consecuencia de lo antes mencionado, el Papa Pío IX dio la autorización al obispo local de Lourdes,  para que los feligreses pudieran venerar a la Virgen María en ese lugar. Se entendería entonces que a partir de aquí, al menos con un carácter más oficial, se hablaría de la Virgen de Lourdes. De hecho, otros pontífices apoyaron la veneración y peregrinación hacia el santuario de Lourdes, práctica que sigue hasta nuestros días.

El impacto de la aparición de la Virgen, desencadenó una serie de eventos en el seno de la Iglesia Católica, que vale la pena mencionar. Por ejemplo, bajo el mandato del Papa Pío X, se extendió a toda la Iglesia, la veneración y celebraciones en torno a la Virgen de Lourdes, y más adelante, bajo los auspicios del Papa Pío XI, este mandato se reafirma con la beatificación de Bernadette el 6 de junio de 1925, y su posterior canonización el 8 de diciembre de 1933.

En reconocimiento a los hechos mencionados, este Papa en 1937, envió a Lourdes un representante suyo (Eugenio Pacelli), solo con la finalidad de rendir homenaje a la Virgen de Lourdes. Posteriormente, el 8 de septiembre de 1953 el Papa Pío XII, a cien años de los hechos vinculados a la aparición de la Inmaculada Concepción, decreta el primer año mariano en la historia del catolicismo.

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El decreto a que se hace referencia, el cual figura en la Carta encíclica Fulgens Corona, N° 3-4, presenta una descripción hecha por el Papa Pío XII, acerca de los sucesos de Lourdes. Según este, pareciera como si la Virgen hubiese querido ratificar a través de su presencia y para admiración y reconocimiento de toda la Iglesia, la palabra de su hijo.

Pues de qué manera pudiera explicarse el hecho, donde la Virgen en un pueblo de Francia, se manifiesta hermosamente ataviada de blanco, para decirle  a una niña, la cual insistía en saber su nombre, que ella era la Inmaculada Concepción. Este hecho extraordinario, propició la peregrinación masiva hacia el santuario de Lourdes, sirviendo para que los fieles renovaran su fe en Cristo reconduciendo sus vidas.

Naturaleza de la aprobación

Es posible encontrar a través de la historia, y aun en la actualidad, relatos que parecieran ajustarse a los términos de una aparición celestial, e inclusive la resolución de una situación, atribuible a un santo milagro; sin embargo, según los cánones establecidos por la Iglesia Católica, esto no siempre es así, y se debe tener cuidado en propagar historias no corroboradas, que más bien tenderían a confundir a los feligreses.

Al respecto, según la Iglesia Católica, una aparición es un acontecimiento personal  y subjetivo, el cual no amerita ser compartido públicamente, en tanto que esto no representa algo que propicie la fe en los fieles y de ninguna manera puede considerarse como medio de salvación. Para la Iglesia, la fe se fundamenta en otras premisas, según las cuales, solo Dios sabe a quién elegir para su curación y con qué medios.

Consecuencias de la aprobación

Los cultos religiosos, están ligados indisolublemente a la aceptación de los creyentes, es decir, a la fe o devoción que la masa de personas expresa, a través de distintas manifestaciones sobre el hecho religioso, en este sentido, podemos encontrar que existen muchos cultos populares que no tienen la aceptación o la consideración formal de la institución, en este caso, de la Iglesia Católica.

Existen también, veneraciones populares que aunque no son aceptadas formalmente por la institución, observamos como funcionarios de la Iglesia: sacerdotes, párrocos de iglesias de comunidades u otras autoridades, hacen referencia del hecho y no cuestionan su ejercicio por parte de la feligresía. Por ejemplo, se nos ocurre, la devoción a San Antonio de Padua, como Santo protector de los enamorados y del matrimonio.

Aquí, inclusive es común observar como autoridades representantes de la Iglesia Católica llegan al extremo de recomendar los rituales para que la gente que busca novio o pareja, lo consigan y aceptan que los repliquen en la casa de Dios.

También encontramos que en el desarrollo de la Iglesia, se encuentran otras manifestaciones de gran impacto en los creyentes, que gozan del aval o de la consideración total de la Iglesia.

Este reconocimiento no solo se ve reflejado en la vocería que representa la Iglesia, en la recomendación a los fieles a su invocación, también, al referirse circunstancialmente a la deidad a través de algún rezo. La aceptación es representada, cuando se desarrolla una litúrgica protocolar que conmemora el hecho religioso y este se realiza periódicamente para celebrar el advenimiento de fe, al que se hace referencia.

Este es el caso de la veneración de la Santa Virgen de Lourdes, su conexión como Santa Protectora de los enfermos y máxima expresión de la aparición de la Inmaculada Concepción en la vida terrenal. Podemos indicar una serie de eventos que a través de la historia, la Iglesia ha realizado para festejar dicho acto de divinidad tan significativo.

Todos los 25 de marzo, las más importantes autoridades de la Iglesia Católica, manifiestan la importancia de la fecha en que apareció la Virgen de Lourdes. De hecho, ya para 1958, se conmemoró por primera vez, los cien años de la aparición de la Virgen, ante la humilde pastorcilla Bernadette.

El Papa Juan XXIII, en la consagración de una hermosa basílica a nombre de San Pío X, expreso lo siguiente: la Iglesia Católica en la vocería de sus Papas, no deja de estimular a sus devotos fieles, para que sigan las palabras de la Virgen de Lourdes, Patrona de los enfermos.

Es también resaltante, que la primera aparición de la Virgen se produce un 11 de febrero; a propósito de esto, otro Papa, Juan Pablo II, instituyó el 11 de febrero, como día de la celebración mundial del enfermo, rindiéndole honor a la Santa Virgen de Lourdes. Nuevamente el Papa Juan Pablo II, rinde homenaje a la Virgen de Lourdes, visitando su santuario en 1983 y en el 2004.

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Cosa similar pasó con Benedicto XVI, quien hizo acto de presencia en Lourdes, para conmemorar los 150 aniversarios de su aparición. En la actualidad, el Santuario de la Virgen de Lourdes, representa uno de los lugares de veneración católica más visitados en el mundo; su prestigio como hacedora de milagros, dirigidos hacia personas aquejadas por enfermedades donde la ciencia ha evidenciado su ineficacia, es conocido por todo el mundo cristiano.

Se estima que su lugar de exaltación, el Santuario de la Virgen de Lourdes,  es visitado anualmente por aproximadamente 8 millones de personas; definitivamente, la Inmaculada Concepción no solo cambió la vida de los habitantes de la zona, que alcanza una cifra alrededor de 15 mil personas, sino que también, le ha brindado esperanza de vida a través de sus milagrosas curaciones, a muchas personas en el mundo.

Representación

Un aspecto que siempre ha sido motivo de interés, no solo en el mundo cristiano sino también en otros ámbitos, tiene que ver con el aspecto físico de los seres celestiales.

En el imaginario popular, abundan relatos, sobre apariciones extraordinarias de santos, vírgenes, ángeles o divinidades de cualquier índole, con determinadas características. De carácter subjetivo, estas expresiones no son reconocidas de inmediato, por la Iglesia Católica.

En el caso de las visiones que tuvo la joven Bernadette, según la cual correspondían a la Inmaculada Concepción, luego de un acucioso examen por parte de las autoridades eclesiásticas, se reconoció, no solo la veracidad de las palabras de la joven en cuestión, sino además, los atributos físicos que según su visión tenía la Virgen.

Al respecto, según Bernadette, la Virgen se le presentó como una mujer joven, siempre vestida de blanco, con la cintura rodeada por una cinta de color azul y un velo blanco sobre su cabello; con una rosa dorada en cada pie, también llevaba un rosario colgando del brazo, destacándose en su imagen  la posición de sus manos en actitud de oración. Esta es la representación de la Virgen de Lourdes para los fieles católicos.

Patrona de los enfermos

Resulta razonable vincular, la imagen Santísima de la Virgen María, a la protección de los seres humanos, sobre todo aquellos que sufren alguna calamidad o enfermedad que lo deje incapacitado severamente, esta consideración viene dada según el relato bíblico, escrito en el Evangelio según Juan, donde dice:

Entre las personas que acompañaban a Jesús en su crucifixión están su madre, quien siempre lo acompañó en su calvario, la hermana de su madre, María Magdalena y el más apreciado de los discípulos de Jesús.

El hijo de Dios, dirigiéndose a su madre le dice que allí, tiene a su hijo, y hablándole a su amado discípulo le expresa que esta también es su madre. A partir de ese momento el alumno favorito, asume a María y la lleva consigo a su casa.

Esta situación relatada por Juan, sugiere como María madre de Dios, pasa a ser la madre protectora de todos los hijos, y todos los hombres pasan a considerar a María madre de Dos, como su madre, y por lo tanto venerarla como tal. La institucionalidad eclesiástica católica tomando como base los relatos de Bernatte, considera a la Virgen María, madre de Dios, como la Santa protectora de las personas enfermas.

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Tomando como referencia la aparición de Nuestra Señora de Lourdes, a raíz de su acto de presencia, hecho corroborado por las declaraciones de la joven Bernadette, se han hecho público un significativo número de milagros, son tantos que en Francia existen instituciones encargadas de recopilar, estudiar, y analizar los supuestos hechos calificados como milagros atribuidos a la Virgen de Lourdes.

Estas oficinas son: la Oficina de Verificación Médica, y el Comité Médico Internacional de Lourdes; dichas entidades, poseen un rígido procedimiento de verificación de los relatos presentados como milagros, de 700 casos revisados, compilados en el informe resumen de las acciones milagrosas de la Virgen de Lourdes, solo 70 fueron considerados como tales, es decir, solo el diez por ciento de todos los postulados, reúnen las condiciones para ser aceptados como milagros.

Todo esta discriminación de datos, circunstancias, y situaciones, se han realizado en el transcurrir de siglo y medio; desde otra perspectiva, en 1500 años solo se consideran verdaderos hechos milagrosos adjudicados a la Virgen de Lourdes, setenta casos de sanación o curación de enfermos con patologías calificados por médicos, como incurables.

Son tan rigurosos, meticulosos los análisis, a que son sometidos los supuestos milagros, que existe un caso referenciado, avalado por un doctor ganador de un premio Nobel, y a pesar de esta consideración de tanto peso académico, el mismo fue descartado por la junta investigadora del caso, al dudar de cierta condición psicológica evidenciada antes de la curación.

Son diversas las condiciones que pueden ser objeto de análisis a la hora de estudiar, algo que se pretenda llamar milagro realizado por la Virgen de Lourdes; por ejemplo, el caso donde se evidencia la menor edad, entre los que solicitan los favores de la Virgen, correspondió a un niño de dos años; otra condición analizada, es que para el beneficio de un milagro, no es necesario que la persona enferma, viaje a la gruta de la Virgen de Lourdes.

Al respecto, según la Oficina de Investigación de los milagros, existen seis testimonios de personas que reconocen ser beneficiadas con favores de la Virgen de Lourdes, sin haber ido nunca al sitio donde ella apareció. Otro planteamiento a considerar es que cada diez milagros concretados, por lo menos en siete hubo contacto con el agua de Lourdes.

¿Cuáles serían las condiciones necesarias en una curación para ser considerada milagrosa? Se debe siempre recalcar la rigurosidad del protocolo, para ser aceptado por la institucionalidad eclesiástica como un milagro de la Virgen de Lourdes, entre las exigencias más resaltante tenemos: que la enfermedad sea diagnosticada como incurable, desde el punto de vista médico y  que se compruebe que todos los tratamientos médicos utilizados, han resultado inútiles, no eficaces.

Además de lo anterior, que la curación calificada como milagrosa sea total, que no existe vestigio alguno de la enfermedad y asimismo sea imprevista; no se considera viable una sanación en el tiempo, por periodos o etapas; tampoco se vislumbra la posibilidad de una recaída, la enfermedad debe desaparecer por completo, se insiste en la recuperación total; y por último, no debe existir predisposición alguna del paciente hacia la curación exitosa.

Entre los casos más famosos considerados como milagros de la Virgen de Lourdes por la institución católica, están: Jeanne Fretel (Francia), de treinta y un años, padecía de una enfermedad que la mantenía en estado de coma, visitó la gruta de Lourdes en 1948, estaba famélica, y presentaba un cuadro febril extremo. Fue colocada al lado del manantial, no se bañó, ni tomo el agua, recibió consagración religiosa y despertó; en la noche estaba totalmente recuperada, no volvió a recaer, dos años después fue reconocido el milagro.

El Hermano Leo Schwager (Suiza), de veinte y ocho años, sufría de una enfermedad autoinmune incurable desde niño, fue a la gruta de Lourdes en 1952, su curación milagrosa fue aceptada 8 años después. Alicia Couteau (Francia), también con enfermedad autoinmune incurable desde niña, fue a Lourdes en 1952, su sanación calificada milagrosa se hizo efectiva en 1956.

VIRGEN DE LOURDES

Marie Bigot (Francia), visitó dos veces Lourdes, en 1953 y luego 1954, tenía treinta y dos años cuando fue por segunda vez, con hemiplejia, era ciega y sorda, se recuperó totalmente, su milagro fue certificado en 1956. Ginette de Nouvel (Francia), acudió a Lourdes en 1954, padecía trombosis hepática, su milagro fue reconocido en 1963.

Elisa Aloi (Italia), de 27 años visita Lourdes en 1958, sufría de tuberculosis osteoarticular, es decir, en huesos y articulaciones, su curación total fue considerada un milagro en 1965. Vittorio Micheli (Italia), fue a Lourdes en 1963, tenía veinte y tres años, sufría de cáncer de cadera, su tumor era tan grande que le paralizaba su pierna izquierda, luego de bañarse en el manantial de Lourdes, su pierna se movilizó, desapareciendo su inmenso tumor.

En el caso anterior, la comprobación total de curación se hizo cuando el paciente, no manifestó más dolor, su articulación dañada sanó sin explicación alguna, el milagro se certifica en 1976. Serge Perrin (Francia), de cuarenta y un años, sufría de una terrible hemiplejia que lo tenía postrado en un silla de ruedas, estaba casi ciego, visitó dos veces Lourdes en 1969 y 1970.

Para Perrin, en la segunda oportunidad se consumó el milagro, pudo caminar y ver sin problema alguno, no se bañó ni tuvo contacto con el agua de Lourdes, su curación y calificación como milagro fue hecha 1978. Delizia Cirolli (Italia), tenía cáncer en las rodillas, los médicos habían recomendado amputar, ante el riesgo de que se extendiera su cáncer a todo el cuerpo,  pasa por la gruta en 1976; a su regreso a Italia, su tumor desapareció, solo su tibia estaba algo afectada.

Posteriormente Delizia fue sometida a una cirugía en la pierna, la niña recuperó totalmente la movilidad, su curación y consideración como milagro, se realizó en 1989. Jean Pierre Bély (Francia), de cincuenta y un años, visitó la gruta de la Virgen de Lourdes, en 1987, padecía de una enfermedad autoinmune, que lo tenía totalmente paralizado, recibió una santificación como enfermo y en poco tiempo pudo pararse, y luego caminar.

La curación anterior, se calificó de inexplicable, y fue reconocida como milagro en 1999. Anna Santaniello (Italia), en 1951 visita a Lourdes, con cuarenta y un años; su caso fue  postulado por una organización (UNITALSI); cardiópata, no hablaba ni se movía, padecía de asma severa, fue introducida en un tanque de agua en Lourdes, salió de él  caminando, en la noche participó en una marcha en honor al Virgen de Lourdes.

Su curación fue calificada de asombrosa, posteriormente Anna a sus noventa y cuatro años;  declara que cuando estaba enferma, no pedía a la Virgen por ella ,lo hacía por un joven enfermo que había quedado inválido, su caso fue considerado milagro en el año 2005.

Finalmente es importante señalar, que los acontecimientos anteriormente indicados, tienen significado en la medida que se tenga la suficiente fe, para sustentar y  validar, la supremacía de Dios Padre todopoderoso, por encima de todo, incluyendo una de las grandes creaciones del hombre la ciencia.

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